Números...

...compañeros tercos de nuestra vida diaria que nos vigilan continuamente, nos califican como personas y nos manejan a su libre albedrío. Desde el nacimiento se etiqueta al recién nacido con un número para poder identificarlo, como si de un paquete en un almacén se tratara. Una vez pasada la infancia llega la hora del documento nacional de identidad; un trozo de plástico que te describe como persona, que nos permite salir del país y movernos libremente por zonas preparadas para el movimiento libre, valga la redundancia. Un objeto que guardamos de forma habitual en la cartera y nos abre pertas de recintos o nos deniega el paso, quedando nuestra palabra subordinada por un conjunto de números. Antes de ser persona, eres 42122234-L, antes de mostrar tu personalidad, muestras tu número. 

Ya sea de teléfono, de dirección, de grados de temperatura, etc los números nos rodean de tal forma que el ser humano queda encerrado en su cerco inexpugnable. Si su cuenta corriente tiene un nº escaso de cifras, usted será pobre y no podrá comprar subsidios para vivir en un mundo capitalista y si su nota en la prueba de acceso en al universidad no es la suficiente, usted no podrá estudiar lo que quiere. Si reniegas de los números, no podrás vivir en un país dominado por ellos, debido a que son los dioses de este milenio, los que gobiernan los gobiernos y los que mueven los hilos del destino de muchos. 

Desafiarlos sería algo arriesgado para los que sacan beneficios de ellos, y aunque pocos pueden soportar la presión que ejercen sobre sus vidas, otros no dudan al afirmar que: Antes de ser 42122234-L, soy persona. Encantado.