martes, 17 de abril de 2012

República.

Puedo considerarme un tipo de carroñero por aprovecharme de un accidente personal para hacer alusión a un tema específico y hacer de un grano, una montaña de arena. Pero cuando ese accidente lo tiene el Rey de España, cazando elefantes en África, en un viaje pagado por todos los ciudadanos españoles y no siendo aprobado por ningún ente público salvo por la propia casa real, el tema da de si. Quizás ya son suficientes las razones por las cuales debemos plantearnos con pies de plomo, desechando cualquier sentimiento religioso, tradicionalista o chulesco, como debe plantearse el futuro de España: ¿Monarquía o República?

Por lo que se puede apreciar en el título del texto adivinarán que mi sentimiento es claramente republicano, ya sea por lo inútil e injusta de la monarquía o lo escandalosa que se vuelve al remover, tan solo por encima, sus asuntos. Inútil por lo innecesario que es para un país tener un gasto que tan solo reporta pérdidas económicas, pero grandes dosis de chafardería. Sus defensores alzan la voz afirmando que un representante de la nación hace mucho por el estado, decorado con el pin de la casa real, de sangre azul y excelente por naturaleza, pero la lógica nos dice que tan solo mostramos el absurdo pensamiento que se acobija en nuestra mente y nos hace dependientes de lo antiguo, viejo y añejo. Como si de la religión se tratara, el miedo a quedarnos sin Rey nos transforma en verdaderos yonkys del pasado, que por no cambiar, no cambiamos ni de principios.

Urdangarín, miembro de la familia real, imputado en una trama de corrupción que supera el millón de euros, el Rey Juan Carlos, tras manifestar con voz ronca y sueño perpetuo la preocupación por el paro juvenil, saliendo de viaje a África a matar elefantes, Frolian, jugando como cualquier niño con una arma de fuego, se dispara un pie... Pequeños detalles que nos hacen pensar si de verdad esta es la familia real que representa a un país. Y mientras su presupuesto millonario tan solo se reduce al equivalente en cafés que toman a lo largo de un año, los ciudadanos seguimos, como borregos, ciegos ante la situación actual. Si lo que conocemos es escandaloso y vergonzoso, lo que no vemos ha de ser de alto voltaje. 

Mientras a un servidor le recortan la dignidad y le reestructuran sus derechos a la baja, esta familia, mantenida de por vida, se abastece de manjares con el miedo en cada mordisco a que un día el pueblo español pueda ser libre y exprese su opinión. El referéndum no llegará, cuando el rey mueve ficha, jaque mate. Eso sí, con fichas de marfil.

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