Recorro los 28 pasos existentes entre mi aislado cuarto y la vida exterior. Abro la puerta de cristal y salgo a un mundo inmerso en ruidos, llantos, estrés, indiferencia y mentiras. Me encuentro en mitad de este caos, no me gusta, cierro los ojos y de repente... silencio, paz, armonía. Algo pasa, pero mi relajada conciencia no se molesta en investigar. Solo disfruta el momento, lo huele y saborea, no se cuanto tiempo va a durar esta intensa pausa. La suave brisa me indica que los fenómenos meteorológicos no han parado de trabajar y me alegro por ello a la vez que mi vello responde de forma involuntaria y se eriza... algo va a cambiar pero no logro saber averiguarlo. Quiero vivir así, no despertar de este sueño paradisíaco... Pienso en el tipo de vida que me he estado perdiendo a lo largo de estos años, inmerso en otra realidad que se me presentaba cual discurso paterno: "confórmate".
Un avión me despierta, el atronador ruido de sus dos motores me devuelven a la realidad, sigo en el mismo planeta, con los mismos fallos, llantos y el mismo ritmo asfixiante. Me quejo por ello.
De nuevo aquí, soy parte del problema, vivo en él... Conformar se traduce en obligar, y vivir en cumplir mi función. Puedo intentar cambiar pero prefiero el engaño, se lleva mucho y, sin duda, es más cómodo.
me encanta este texto te ha quedado muy bien
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra saber que te gusta mi primer texto! :D
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